Tus colmillos de serpiente están brillando,
tu odio y desprecio has inyectado,
y ese veneno me está matando,
cuando yo, amor y respeto te he demostrado.
Ahora sé lo que soy para ti,
un lastre, un estorbo, tu mayor decepción,
aunque con peores palabras me lo has dicho hoy.
Te vas y me dejas,
así como estoy,
arrumbado en la esquina,
y pensando en vos.
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